Guía (ágil) para (empezar a) investigar en Comunicación
Dr. Julio César Mateus [Versión original: marzo 2021 – Última actualización: marzo 2023]
Advertencia
Este es un documento de trabajo en construcción. No es una versión acabada, sino apenas iniciada que se irá alimentando gracias a las experiencias compartidas en clase y aporte de colegas (como Melanie Hammond, Kate O’Connor y Karla Zavala, a quienes agradezco sus críticas e ideas).
Esta guía contiene pautas y definiciones básicas para orientar y acompañar al estudiante de Comunicación (concretamente de la Universidad de Lima, pero expansible a otras instituciones con pautas y necesidades similares) en la elaboración de un primer trabajo de investigación científico.
¿Qué estudiamos los comunicadores?
Mira este video para introducir el tema.
En el imaginario social, nuestra carrera de comunicadores es poco comprensible. No en vano, nuestros amigos y familiares suelen pedirnos tomar fotos en las reuniones sociales o arreglar la señal del wi-fi bajo la excusa de que estudiamos comunicación. Por ahí algún tío orgulloso, tratando de justificar la dignidad de la carrera, corrige y dice que lo que estudiamos se llama “Ciencias de la Comunicación”. ¿Qué tiene de científico lo que hacemos?
En general, la gente relaciona nuestra disciplina típicamente con el periodismo o la publicidad –por ser especialidades más asentadas–, o con medios de comunicación específicos (“ah, tú quieres trabajas en la tele… en la radio… harás películas” o, más recientemente, “serás youtuber o influencer, ¿no?”). En las charlas vocacionales sobre la carrera en las que comúnmente participo, hay tres preguntas frecuentes: “¿debo ser extrovertido o creativo para estudiar esto?”, “¿dónde puedo trabajar?”, y la épica “¿se gana dinero?”.
Lo cierto es que la comunicación es una disciplina poliédrica y que tiene el encanto de la eterna juventud. Cada aparición de una nueva tecnología genera usos, prácticas, entornos, normas, interacciones, ruidos, problemas… En fin, cada medio produce fenómenos sociales y culturales de ramificaciones impensadas.
La transformación digital, en ese sentido, disparó el valor de las acciones en nuestro campo. La ¿desaparición? del modelo del broadcasting de los medios masivos y la emergencia de las plataformas abrió paso a nuevos escenarios, nuevos intereses de investigación y nuevas propuestas teóricas.
Del mismo modo, si antes la intuición podía bastar para tomar decisiones en el campo comunicativo, hoy todas las organizaciones serias dependen de profesionales comunicadores o áreas especializadas. Si antes el logotipo de una empresa podía ser diseñado por la chica que dibuja bonito, o los diarios publicaban a autodidactas imberbes contratados porque “escribían bien”, hoy las demandas de conocimiento comunicacional se han sofisticado, acusando una orientación cada vez más profesional de nuestra carrera.
Pero nuestra formación como comunicólogos depende en buena medida de nuestra capacidad de investigar. Independientemente del formato (un informe, un artículo, un ejercicio de análisis o una tesis…) o del método que aplicamos, el conocimiento solo puede ser generado a partir de la investigación. Como profesionales de cualquier especialidad, así seamos directoras de cine, diseñadores de videojuegos, productoras de contenidos, jefes de prensa o directores de marketing de una empresa, debemos ver la investigación como una condición básica. Un kit para analizar situaciones y tomar decisiones estratégicas.
Es en esta medida que resulta ideal empezar nuestra formación en la facultad con un producto de investigación. Esta guía aspira a acompañarte en ese proceso.
¿Y qué investigamos?
Como sugiere Olga del Río (2011), “uno de los motivos de las discrepancias y fragmentaciones de la investigación en comunicación es el hecho de que aún no se ha definido claramente el objeto de estudio de la disciplina” (p. 70).
La autora ha dibujado un mapa de los principales campos y temas sobre los que solemos investigar en esta carrera y aquí adapto visualmente una síntesis para darnos una mejor idea de la variedad:
Fig. 1 Variedad de temas y tópicos de investigación

Fuente: Elaboración propia a partir de Del Río (2011).
¿Es esta variedad buena o mala? Algunos académicos lamentan esta fragmentación arguyendo que la dispersión temática y la falta de elementos bien definidos y consensuados puede quitarnos peso ante otras carreras con tradiciones epistemológicas más estables; otros, en cambio, la celebran porque nos permite salir de las “camisas de fuerza” disciplinarias, teórica y metodológica en que se encuentran atrapadas otras áreas de estudio, para permitir la emergencia de líneas de investigación variadas y dinámicas (Waisbord, 2019, p. 22).
Carlos Scolari (2008, pp. 43-50) advierte que la “juventud” de la Comunicación como disciplina o esta fragmentación a las que nos referimos en los párrafos anteriores, no son suficientes para justificar el poco peso institucional de nuestra carrera. En cambio, expone como problema central la falta de mecanismos de promoción académica. Es decir, la poca visibilidad de las revistas científicas especializadas o limitados fondos de investigación que incluyan la comunicación como un área disciplinar. La tarea pendiente en este campo es elevar la producción científica y hacerla más visible.
Para eso, dominar el formato de los artículos académicos –el formato estándar para divulgar la ciencia en nuestros días— se vuelve ineludible.
Anatomía del artículo académico
Los formatos de investigación son variados y cada curso usa el formato que mejor le acomoda. Hay monografías, informes, ensayos, entre otros. Por lo explicado en el apartado anterior, es de interés de este curso fundamental trabajar sobre la base de los artículos de investigación para incentivar su consumo y producción.
Los apartados típicos de un artículo son:
- El título, que describe con tono informativo el contenido del trabajo dando cuenta del objeto de estudio. Debe ser breve, conciso y claro.
- El resumen, que permite identificar de manera rápida y comprensible el contenido del artículo. Debe incluir el objetivo, la relevancia del tema, la metodología aplicada y el resultado más interesante, en un máximo de 200 palabras.
- Palabras clave Las palabras clave ayudan a catalogar el trabajo en torno a ejes temáticos generales y específicos (el número oscila entre 3 y 5). En muchas revistas se solicita usar estrictamente palabras de un tesauro (un compendio normalizado) como el Tesauro de la UNESCO o el elaborado por las propias revistas, como el de Comunicar.
Luego viene el cuerpo del artículo que suele tener como estándar el modelo I-M-R y D. El profesor Lluís Codina nos ofrece en este post una didáctica explicación de la anatomía de un artículo científico a partir de su estructura típica de cuatro secciones: Introducción, Métodos, Resultados y Discusión.
- 1. Introducción: Presenta de manera sintética los antecedentes teóricos más relevantes que enmarcan el problema de investigación y que luego servirán para interpretar los resultados; en ese sentido incluye el estado del arte, marco teórico y marco contextual. Precisa, además, el propósito de la investigación (objetivos o preguntas). Se deben usar las citas bibliográficas estrictamente necesarias. No cabe realizar revisiones bibliográficas muy detalladas.
- 2. Metodología: Explica el tipo de investigación (cuantitativo, cualitativo o mixto), el enfoque y alcance, los procedimientos metodológicos empleados (técnicas e instrumentos), así como las unidades de análisis (casos, muestras o materiales) y su justificación.
- 3. Resultados: Detalla los resultados obtenidos luego de la aplicación de los instrumentos, sin interpretar los datos ni hacer juicios de valor. Se puede utilizar cuadros o diagramas si facilitan la lectura de los datos.
- 4. Discusión, que resume los hallazgos y conclusiones del trabajo, esto es, el análisis e interpretación de los resultados y las posibles respuestas a los objetivos o preguntas de investigación. Se debe evitar afirmaciones no apoyadas en los datos obtenidos. Contrasta los hallazgos con la literatura. También incluye eventuales inferencias o preguntas para nuevas investigaciones, así como recomendaciones o propuestas. Señala las limitaciones de la investigación.
- Finalmente, la lista de referencias, que presenta los datos completos de las publicaciones citadas o referenciadas, en orden alfabético y de acuerdo con el formato APA. (Esta guía de la Biblioteca explica al detalle este asunto).
En el caso del curso de Fundamentos de la Comunicación, el trabajo final de investigación se centra en una revisión sistematizada (ver Codina, 2018) o en el formato de lo que denominamos «artículo trunco» (que se detiene solo eb el primer apartado: Introducción, lo que quiere decir que no diseñaremos ni aplicaremos instrumentos de recogida de datos, ni haremos trabajo de campo, ni análisis de evidencia empírica. Eso será materia de los cursos de los siguientes niveles). En ambos vasos, la finalidad es aprender a organizar y sintetizar fuentes secundarias para pensar y diseñar las bases teóricas de nuestro proyecto (a este tipo de trabajo de investigación se le conoce como “trabajo de escritorio o de gabinete”).
Fig. 2. Partes del artículo de investigación

Empezar por el final: un título que irá cambiando
Aunque es lo primero que leemos, el título de una investigación es siempre preliminar hasta la entrega del trabajo final. La razón es simple: la investigación es un proceso en construcción. Partir de un título es útil como un faro que orienta nuestro tema, pero no será hasta que revisemos los antecedentes y terminemos de delimitar nuestro objeto de estudio que recién podremos enunciarlo con mayor certeza.
Como decíamos antes, el título debe ser breve, conciso y claro. Añado algo más: “honesto”… No hay nada peor que descargar un artículo que “promete” en su título un Análisis del efecto de las redes sociales en los jóvenes y resulta que nos entrega una Descripción de la opinión de adolescentes limeños sobre el contenido de cinco influencers de Tik-tok durante las elecciones presidenciales 2021. De ser el caso, todos agradeceríamos el segundo título, mucho más fiel al contenido que el primero.
El resumen: un trailer con spoiler
Con seguridad, algunos hemos elegido ver una película por el trailer, esa pieza audiovisual elaborada con fines publicitarios que ganó nuestro interés condensando algunos aspectos atractivos de la historia. A diferencia del trailer, que deja fuera el final de la película para obligarnos a verla, el resumen debe contener el spoiler: los hallazgos. La idea es que cuando uno lea el resumen pueda leer de un tirón la delimitación teórica del tema, el objetivo del artículo, el método que aplicó y el resultado más interesante.
Miremos este ejemplo de resumen del artículo El tiempo de uso de los videojuegos en el rendimiento académico de los adolescentes (Gómez-Gonzalvo, Devís-Devís & Molina-Alventosa, 2020).
Primero en video, y luego leamos la transcripción, donde hemos puesto en colores los elementos distintivos. En rosa, la delimitación teórica; en celeste, el objetivo; en ocre, la metodología; y en verde, los resultados más llamativos:
El uso de los videojuegos entre los jóvenes ha generado una gran preocupación por sus posibles efectos negativos para su salud, socialización y rendimiento académico. Respecto a este último aspecto, existen estudios que apuntan a que los videojuegos son negativos para el rendimiento académico mientras que en otras investigaciones se encuentran efectos positivos.
Por esto, el presente trabajo se ocupa de las relaciones entre el tiempo de uso de videojuegos y el rendimiento académico de los escolares adolescentes de la Comunidad Valenciana.
Se utilizó un cuestionario ad hoc, validado a través de juicio de expertos (0,8 validez y confiabilidad) para realizar este estudio transversal ex post facto. Se diseñó una muestra representativa estratificada y proporcional a la población de alumnado de ESO de dicha comunidad autónoma y se recogieron 1.502 cuestionarios.
Los adolescentes dedican una media de 47,23 minutos al día a jugar a videojuegos, menos entre semana que en fin de semana. Aquellos que dedican más tiempo a los videojuegos entre semana suspenden más asignaturas y los que dedican más tiempo los fines de semana sacan mejores notas escolares. Además, los jugadores frecuentes, moderados y muchos de los ocasionales obtienen buenos resultados académicos, mientras que les ocurre lo contrario a los jugadores intensivos.
PRIMER HITO: La introducción
La estructura de la introducción puede ser dividida en tres partes:
- La presentación del objeto de estudio;
- El estado del arte; y el
- Marco teórico.
El objeto de estudio responde a la pregunta ¿qué vamos a investigar? Esto demanda no solo esbozar una pregunta de investigación inicial o un objetivo, sino justificar su importancia y proponer una delimitación, esto es, trazar fronteras de los temas que abordaremos y los que no. Un trabajo no puede abordar todo. Cuando uno empieza a investigar tiene la tentación de querer, en pocas semanas, descubrir la influencia de los podcasts en los jóvenes. Es imposible. ¿Qué tipo de podcasts?, ¿a qué llamas «influencia»?, ¿a qué jóvenes te refieres?, ¿en qué contexto espacial y temporal se inscribe tu trabajo?
Otra vez: decir algo como “niños y televisión”, por ejemplo, no es un objeto de estudio delimitado, pero sí un punto de partida si esos son los temas que nos interesan. No debe preocuparnos la vaguedad inicial de las ideas. Lo lógico es que conforme vayamos leyendo más sobre el tema, afinaremos nuestro objeto de estudio.
La idea es que esta primera parte sirva también para justificar la importancia del tema a partir de evidencia disponible. Es útil revisar informes de organizaciones, artículos periodísticos o videos de eventos o expertos sobre el tema para ir recogiendo datos que nos iluminen una ruta más clara. Como dice el mediático astrofísico y divulgador científico Neil deGrasse Tyson (el de la foto):
la ciencia trabaja en la frontera entre lo conocido (revisión de literatura) y lo desconocido (pregunta de investigación).
Así que no debes preocuparte por tener una pregunta definitiva, porque primero hay que revisar lo que se sabe.
Conforme vayamos avanzando, volveremos a este apartado. Algunas sugerencias: evita sesgos o preguntas que supongan una respuesta (“¿por qué los videojuegos tienen una influencia negativa?”) o partir de lugares comunes (“todos sabemos que…”) o generalizaciones (“los adultos mayores peruanos…”). ¡Menos adjetivos y más datos! Por eso dependemos de las fuentes secundarias: usa autores y referencia para darle solvencia académica a tu propuesta.
El estado del arte
Cuando tengamos un tema más o menos claro, empezaremos a buscar información. En el ejemplo anterior teníamos como punto de partida «niños y televisión». Este es el inicio de la búsqueda.
Necesitamos leer y tener más claro el problema de estudio (la delimitación de qué vamos a investigar a partir de los vacíos identificados) y los objetivos de nuestro trabajo, por eso necesitamos revisar los estudios previos más recientes sobre el tema investigado. Con “recientes” nos referimos idealmente a los últimos cinco años, aunque siempre dependerá del tema y de la producción académica.
Para construir el estado del arte hay que saber al menos tres cosas:
- Dónde buscar información
- Cómo organizar esa información
- Cómo procesar y presentar la información
¿Dónde buscar información?
Primero que nada, hay que confirmar que sabemos qué es una fuente de información académica. Esta guía de la Biblioteca de la Ulima es muy útil para ese propósito. A estas alturas no podemos tener dudas sobre las diferencias entre fuentes académicas y no académicas (periodísticas o de divulgación). Aunque todas las fuentes son citables (películas, entrevistas, columnas editoriales…), no todas sirven para construir el estado del arte, pues muchas se basan en opiniones o especulaciones, no en conocimiento científico riguroso (es decir, son ideas que no ofrecen evidencias).
Todos los días se publican investigaciones sobre todos los objetos de estudio imaginables y suele ser abrumadora la cantidad de información con la que terminamos una búsqueda (si te sucede lo contrario y te es difícil hallar fuentes retrocede tres espacios y consulta a tu profesor/asesor preferido).
Los formatos de presentación de estos trabajos son libros, tesis, informes y artículos de investigación. Por lo que supone su producción (el tiempo que toma en redactarse, editarse y publicarse), los libros académicos son cada vez menos los vehículos preferidos para presentar resultados de una investigación concreta. En cambio, son más documentos reflexivos o teóricos que pueden incorporar resultados parciales de investigación, pero que presentan desarrollos conceptuales que pueden ser útiles para elaborar el marco teórico, por ejemplo.
Por su parte, los informes son valiosos en tanto fuentes de datos actuales, que usualmente provienen de organismos nacionales e internacionales, de consultoras o de empresas. Entre ellos, podemos destacar estudios de mercado, de opinión, encuestas o censos nacionales, etc. Este es un ejemplo de informe publicado por GRADE: Acceso a dispositivos y habilidades digitales de dos cohortes en el Perú. Como se aprecia, suele tener un tono más directo y no profundiza en la revisión de literatura ni marcos teóricos como los otros formatos. En cambio, suelen incluir como en este caso propuestas concretas derivadas de la investigación.
Por otro lado, revisar tesis de otros compañeros es una excelente idea. No solo para saber qué se ha investigado y hallado, sino también para ver la forma como se ha abordado. Para buscarlas propongo estos dos recursos:
- Repositorio de tesis de la Biblioteca Facultad de Comunicación de la Ulima
- El Registro Nacional de Trabajos de Investigación RENATI, que es un repositorio de tesis producidas en todas las universidades del país (se puede consultar por temas).
Ahora bien, como escribí en este post, la forma más pertinente de estar al corriente de lo que va pasando en el campo es consultando revistas científicas, que publica artículos como el que vamos a empezar a hacer.
Una revista científica es una publicación periódica que publica resultados de un trabajo de investigación (teórica o empírica), elaborados de modo riguroso y siguiendo un método científico. No debemos confundir una revista periodística o informativa con una revista científica. Los artículos de una revista científica pasan por un proceso de revisión de pares (peer review) que asegura un filtro de calidad. Otra forma de saber su calidad es reconocer si está o no indexada en algún índice o base de datos de reconocido prestigio (como Scopus, Scielo o Web of Science, por ejemplo).
En la Facultad de Comunicación de la Universidad de Lima tenemos una revista científica llamada Contratexto (¿la miramos para identificar los componentes que hacen de ella una revista científica?).
Algunas revistas son generalistas y otras definidas por especialidades.
- En este enlace, la Biblioteca de la Universidad de Lima explica con mayor detalle qué implica una revista científica y ofrece una guía organizada de las revistas de nuestra disciplina con mayor impacto en América Latina y el mundo.
- La National Communication Association también ofrece una selección de revistas de comunicación de alta calidad organizadas por temas. Puedes verla aquí.
Sea para buscar artículos científicos, tesis libros, la recomendación es empezar usando un buscador genérico como Google Académico. En este enlace, el Dr. Lluís Codina explica algunas técnicas de búsqueda que te resultarán útiles, incluyendo información cómo componer fórmulas de búsqueda utilizando palabras clave y algunos trucos para afinar esta fase exploratoria.
Fig. 3. Ejemplo de búsqueda en Google Scholar

Una vez que hallamos las primeras fuentes interesantes y pertinentes, podemos echar mano de aplicaciones especializadas, como ResearchRabbit, que permiten ir rastreando en línea manuscritos y autores. A través de un formato muy visual, uno puede ir enriqueciendo sus colecciones temáticas, como vemos en la siguiente Figura:
Fig. 4 ResearchRabbit

Del mismo modo, con la llegada masiva de diversas formas de inteligencia artificial (AI) generativa, como el Chat GPT, también los investigadores tenemos nuevas herramientas que pueden facilitarnos la búsqueda de publicaciones sobre un tema (y nuevos retos éticos que afrontar al respecto). Un ejemplo es la app elicit.org, especializada en revisiones de literatura. Se le puede preguntar por un objeto de estudio particular y el algoritmo busca en base de datos especializadas, ofreciendo de forma organizada el resumen, el tipo de intervención empírica realizada e incluso los resultados más importantes. Se puede filtrar sus resultados eligiendo solo aquellos con PDF disponible, ordenándolos por año o discriminando por tipo de investigación (bibliográfica, longitudinal, meta-análisis, etc.). Otra app útil es Perplexity, que tiene la ventaja de ofrecer las fuentes de donde obtiene cada dato sin necesidad de pedírselo.
Dado que las herramientas de AI son altamente disruptivas por sus capacidades generativas y de autoaprendizaje, es vital salvaguardar nuestra honestidad e integridad científica. Diversas organizaciones, como el Committee on Publication Ethics (COPE), ya se han pronunciado advirtiendo que las AI contienen errores y sesgos, de manera que nunca puede concedérseles la autoría de un documento, pues no como tecnologías, no son responsables por los contenidos que generan. Los investigadores, en cambio, tenemos la responsabilidad de transparentar el uso que hemos dado a estas herramientas en diferentes fases del proceso y cómo garantizamos la calidad de sus resultados.
Figura 5. Captura de pantalla de Elicit.org

Lamentablemente, la ciencia también es un negocio para muchos, razón por la cual es probable que te encuentres con documentos a los que no podrás acceder porque están restringidos a un pago. La Universidad de Lima está suscrita a bases de datos pagadas como Scopus, a la que puedes acceder con tu contraseña Ulima de forma remota. Aún así, habrá otros artículos imposibles de descargar. Te sugiero, entonces, usar Sci-hub [https://scihub.wikicn.top/], un proyecto tan polémico como útil de la neurocientífica y activista Alexandra Elbakyan que propone abrir el conocimiento hackeando el acceso a artículos y brindando acceso gratuito a ellos. (Si quieres informarte más sobre este proyecto, mira aquí).
¿Cómo organizar esa información?
Conforme vamos recopilando información, es usual que guardemos los PDF y terminemos con una carpeta llena de cosas que no hemos leído.
Para no abrumarnos, hay dos métodos que considero útiles. No son excluyentes. El primero es usar un gestor bibliográfico como Mendeley (aquí una guía de nuestra Biblioteca sobre el tema). El segundo es armar una base de datos en Excel u otro programa similar donde vayamos incorporando los datos más importantes. Propongo a continuación un cuadro orientativo con la forma como yo organizo la información que voy recopilando.
Tú puedes sumar las columnas que te resulten mejores. Por ejemplo (palabras clave, autores citados, ideas que te parezcan interesantes, etc.).
Cuadro 2. Base de datos de literatura consultada
Referencia | Ámbito | Objetivo | Método / Técnica | Resultados |
Sugiero incluir la referencia APA para que luego sea más fácil incluirla en tu trabajo. Incluye el DOI o enlace para acceder con más facilidad. | ¿En qué contexto se hizo el estudio? | ¿De qué trata el estudio (objeto) y cuál es su finalidad (objetivo)? | ¿Es cuali, cuanti o mixto? ¿Qué instrumento usó? | En bullets puedes poner lo más interesante. |
Assinnato, G.; Mateus, J.C. & Novomisky, S. (2018). Las TIC en la enseñanza universitaria de la Comunicación: usos, sentidos y representaciones en dos universidades de Argentina y del Perú. Communication Papers, 7(14). 49-64. http://dx.doi.org/10.33115/udg_bib/cp.v7i14.22275 | Dos facultades de Comunicación de Argentina y Perú | Explora usos, prácticas y percepciones de docentes universitarios de Comunicación sobre las TIC | Cuanti / Cuestionario | * Los docentes mantienen un vínculo recurrente con distintas herramientas digitales * Estas prácticas disminuyen en el caso de mediaciones que promueven capacidades creativas, experimentales y lúdicas. |
¿Cómo procesar y presentar la información?
Ahora volvemos a la base de datos de investigaciones que empezamos a nutrir desde el inicio del ciclo y pensamos una forma lógica y persuasiva de responder a la pregunta: ¿qué sabemos hasta ahora sobre este tema?
La Asociación Americana de Psicología (2003), define los estados del arte como
evaluaciones y sistematizaciones críticas de toda la literatura científica que ha sido publicada sobre una temática o problema específico […]. La organización, integración y evaluación del material previamente publicado tiene en cuenta: el progreso de la investigación en la clarificación del problema o temática; resume las investigaciones previas; identifica relaciones, contradicciones, lagunas e inconsistencia en la literatura; y sugiere los siguientes pasos o etapas en la posible solución del problema o comprensión de la temática revisada.
En esa línea, Londoño, Maldonado y Calderón (2014) en su Guía para Construir Estados del Arte nos grafican las preguntas que debemos tener en cuenta:
Fig 5. Preguntas orientadoras para elaborar un estado del arte.
Siguiendo a Guevara (2016), el estado del arte es una metainvestigación, es decir, “da cuenta del estado de avance de la investigación, a diferencia del marco teórico, que establece los modelos explicativos y conceptuales” (p. 170). En ese sentido,
mientras para el marco teórico el investigador puede elegir las teorías a trabajar, en el estado del arte por fuerza deberá considerar todos los aportes teóricos importantes que se relacionan con la materia de estudio, aunque sean contradictorias entre sí. Eso significa que debe conocer todos los argumentos, entenderlos perfectamente y ser capaz de asimilar las diferencias y semejanzas entre las ideas (Normas APA, s/f).
Aunque no todos los artículos ni las tesis lo incluyen de modo independiente (a veces está integrado al marco teórico), sí es recomendable que se proponga un estado del arte como punto de partida de cualquier trabajo de investigación.
- Este es un ejemplo de Tesis con estado del arte como apartado independiente: Adrianzén, Laura (2020). No tan diferentes: apropiación de Facebook en nativos e inmigrantes digitales desde una aproximación comunicacional. https://repositorio.ulima.edu.pe/handle/20.500.12724/2984
Como vemos, un estado del arte nos permite saber qué, cómo y quién ha abordado “nuestro” tema, nos da más seguridad para saber por dónde queremos ir (y por dónde no) y nos permite identificar vacíos (quizá el tema sí haya sido investigado, pero solo desde un enfoque cualitativo, y ahí nuestra mirada cuantitativa cubrirá un vacío; o el tema ha sido trabajado de modo muy parecido, pero en contextos geográficos o poblaciones diferentes, entonces queremos en nuestro trabajo aportar esa evidencia empírica que no hallamos).
Es tan valioso hacer estados del arte que muchos trabajos de investigación son estados del arte en sí mismos (es decir, su objeto de estudio es el balance del conocimiento existente sobre ese tema hasta el momento). Aquí tres ejemplos, con estilos diversos:
- Ejemplo 1: Impacto de las TIC en los aprendizajes de los estudiantes
- Ejemplo 2: Desarrollo de habilidades de lectura a través de los videojuegos: Estado del arte
Incluso existen prestigiosas revistas que se dedican exclusivamente a publicar este tipo de estudios, como la Review of Communication Research, que publica reseñas sistemáticas o narrativas en torno a diferentes áreas de la comunicación (audiencias y recepción, comunicación visual, videojuegos, comunicación y salud, etc.).
Para poner manos a la obra sugiero dar una mirada al “bosque” de la literatura consultada y registrada en nuestra base de datos (el Excel al que nos referimos al inicio). Recordemos que no se trata de “un inventario de textos, sino una manera de crear un nuevo enfoque contextualizado, a partir de documentos existentes” (Guevara, 2016). Por eso necesitamos pensar ejes para organizar la literatura que tenemos acopiada. Una idea: podemos usar colores para reorganizarla e ir poniendo en borrador ejes que nos parezcan interesantes. ¿En qué coinciden las fuentes? ¿En qué son distintas?
Sin ánimo de convertirlo en una camisa de fuerza, pero sí en una referencia concreta, propongo guiarnos del siguiente cuadro para empezar la redacción:
Cuadro 3. Una propuesta de organización del estado del arte
Introducción | Para esta revisión hemos considerado literatura de los últimos X años… Hemos consultado bases de datos especializadas… utilizando palabras clave como… Hemos encontrado poca/mucha investigación. En total se encontraron XX documentos relacionados con el objeto de estudio. Estos textos pueden ser agrupados en las siguientes tres temáticas: A, B, C. A continuación, expondremos cada línea… | |
Desarrollo | Línea A (ejemplo: metodologías) En cuanto a las metodologías aplicadas para investigar este tema, encontramos… | |
Línea B (ejemplo: nacionales vs. Internacionales) A nivel nacional, las investigaciones ponen énfasis en… mientras que en otros países… | ||
Línea C (ejemplo: subtemas) Uno de los abordajes de nuestro objeto de estudio es el referido a… | ||
Conclusiones | De la información obtenida a partir de los textos consultados se utilizarán los aspectos relacionados con…Adicionalmente, se identificó que existen vacíos en la literatura relacionados con… Así pues, este meta análisis nos permite saber que… |
Plantear ejes (subtítulos) del estado del arte supone un reto creativo. Los ejemplos que he puesto en el cuadro anterior son genéricos, pero será cada investigador el que proponga los que considere más oportunos.
Aquí compartimos un ejemplo hecho por estudiantes del curso el ciclo 2021-0. A continuación el video y el documento con las correcciones.
El marco teórico
Con la revisión de la literatura, es decir, la elaboración del estado del arte, tenemos mayor seguridad sobre las diversas maneras como se ha abordado nuestro problema de investigación: desde dónde, en qué contextos, con qué poblaciones y métodos se ha trabajado, cuáles han sido los autores de referencia y los hallazgos más relevantes… Ahora toca proponer nuestro propio marco teórico. Es decir, definir qué límites teóricos queremos darle a nuestro trabajo.
Como sabemos, un mismo objeto de estudio puede ser estudiado desde una infinidad de ángulos. Pero a nosotros nos interesa centrarnos solo en algunos. En este dibujito, vemos que lo que ambos cuadros retratan no es lo mismo: siendo el fenómeno observado el mismo, cada uno se fija en una parte distinta aportando su propia perspectiva y marcando sus propios acentos de acuerdo con sus intereses.
Fig. 6. Dibujito de las distintos «marcos teóricos».

Este interés nace de nuestra forma de ver las cosas, de los autores con los que hemos sido formados y nos sentimos más cercanos o de los conceptos que consideramos más útiles. Si no advertimos al lector desde dónde estamos estudiando el problema de investigación, nuestro trabajo no tendrá perspectiva. Sería un abordaje caótico. El marco teórico son los “lentes” con los que vemos –y queremos que otros vean– nuestro trabajo. A partir de ellos es que propondremos un método, construiremos las herramientas de análisis y haremos la interpretación de los resultados.
Según la APA (s/f):
El marco teórico es una demostración de nuestra postura como investigador, de las ideas con las que nos relacionamos y los juicios que compartimos con otros autores. La finalidad de este capítulo es la siguiente:
– Orientar la investigación desde un punto de vista innovador y original marcando las posibles diferencias con otros estudios.
– Situar el problema de investigación dentro de un conjunto de definiciones y conocimientos.
– Ofrecer conceptos de términos que serán empleados durante el análisis de nuestro tema de investigación: su forma más común es el glosario.
– Dar confiabilidad a la escogencia de una determinada metodología, los instrumentos de medición, el proceso de recolección de datos y la evaluación de los resultados.
Como dice Liuba Kogan (2009), el marco teórico puede hacerse organizando la información proveniente de una o de varias perspectivas teóricas, los conceptos clave y los datos relevantes que nos permitirán adentrarnos en el estudio. No es un compendio de definiciones enciclopédicas dispuestas por ahí al azar: es una estructura ordenada, lógica y convincente según queremos que nuestro trabajo sea comprendido. Por eso conviene pensar desde el inicio siguiendo un mapa conceptual más o menos así:
Fig. 6. Mapa conceptual del marco teórico.

Dependiendo del tema, y más tratándose de una super-disciplina o post-disciplina como la comunicación, es probable que no encontremos una sola teoría que dé respuesta a nuestro problema. Sería ideal decir “vamos a investigar el problema de la representación de género en los medios (exclusivamente) desde la teoría que plantea la autora X” o “analizaremos el impacto de la publicidad de Facebook en los adolescentes desde la teoría del autor Y”, pero a veces una sola teoría no basta para llenar todos los ángulos que nos interesan.
Adicionalmente, en este apartado se toma partido por una definición de los conceptos necesarios (por eso algunos lo llaman también “marco teórico-conceptual”) y se aportan las referencias del caso, si corresponde (“marco teórico-referencial”). Por ejemplo, si vamos a trabajar con una población particular o vamos a desarrollar nuestra investigación en una empresa, hay que aportar datos que nos permitan contextualizar adecuadamente ese fenómeno. Es por eso imprescindible situar un marco geográfico, demográfico, histórico o cultural particular.
Con esto, hemos dado repaso a los apartados concernientes a la primera parte de un artículo, la introducción. Es todo lo que respecta a nuestro curso. Más adelante, repasarán o aprenderán formas de diseñar los siguientes puntos del artículo: una metodología, a lo que seguirá la recogida y el análisis de los datos hasta arribar a la discusión y las conclusiones. La coherencia lógica entre todos los elementos y su transparencia son los que dan rigor y consistencia a nuestra investigación.
Un recordaris ético…
Last but not least, debemos recordar la responsabilidad ética de todo investigador. Investigar exige, ante todo, ser honesto, especialmente con uno mismo. Debe ser confiable, imparcial, objetivo, independiente y muy justo al citar referencias que corresponden al trabajo de otros investigadores. Es lo mínimo que reclamaríamos que otros hagan con nuestro propio esfuerzo.
En la investigación son consideradas faltas graves las siguientes:-
- Fabricar información y tratarla como si fuera real;
- Falsificar, manipular o cambiar información;
- Plagiar o apropiarse del trabajo de otras personas sin dar el crédito debido; o
- Citar como revisada una fuente que no hemos revisado.
Sobre este punto último, muchas veces revisamos documentos donde mencionan publicaciones de otros autores y nos vemos tentados a copiar las citas porque nos parecen útiles y… ¡ahí están! A esto se le llama «cita secundaria» o «cita de cita» y se expresa así: (Hammond, como se cita en Perales, 2019, p. 12). En este ejemplo yo estoy citando a Hammond, a quien no he leído directamente, sino a través de Perales. Si bien esta es una posibilidad, debe ser una excepción reservada solo para cuando sea imposible acceder a la fuente original. Lo correcto es buscar la fuente de origen (Google nos puede echar una mano), porque así podemos garantizar que conocemos bien la idea de la autora y el contexto de la misma.
En el caso de las otras prácticas, ciertamente más lesivas a la integridad científica, ya algunas revistas sancionan públicamente a los investigadores e investigadoras para dejarlos en evidencia (como ejemplo, mira este «Muro de la Vergüenza» de la revista médica Cureus). ¿Qué opinas?
SEGUNDO HITO: Método
Luego de tener lista la introducción que sostendrá nuestro artículo desde el punto de vista téorico y conceptual, el siguiente paso consiste en explicar la metodología. Es decir, describir, como si se tratara de una receta de cocina, los pasos llevados a cabo en nuestro estudio para responder las preguntas de investigación que nos hemos planteado.
Uno de los problemas frecuentes en la redacción de los artículos es la poca claridad del apartado metodológico. Digamos que el tema elegido es interesante, está justificado y bien delimitado, contiene un aparato teórico claro desde el cual se aborda el problema y se podrán interpretar los resultados, pero… no explicamos de forma coherente el método. Esto lesiona directamente su calidad científica (cientificidad) y su capacidad de ser replicable (reproducibilidad).
Volvamos la idea de la receta de cocina. Para ejecutarla, necesitamos ser muy claros en las indicaciones: con qué ingredientes se elabora, precisar sus cantidades y proporciones, justificar qué utensilios se requieren para la preparación y cuál es el procedimiento que debemos seguir para conseguir que el plato salga como queremos.
Podemos explicar la «receta» en 6 pasos:
- Precisar el tipo de investigación que se está llevando a cabo. ¿Exploratoria porque aborda un tema poco estudiado? ¿Descriptiva porque presenta y mide conceptos de la realidad? ¿Correlacional porque mide la relación entre dos o más variables? ¿Explicativa porque permite comprender la causa o la razón de un fenómeno? ¿Combina más de un tipo? Es importante partir siempre recordando los objetivos de la investigación que probablemente advertimos al inicio.
- La metodología o metodologías empleadas. ¿Es cualitativa? ¿Cuantitativa? ¿Mixta? Es imprescindible justificar esta elección y luego ser coherente con ella en los siguientes puntos. Una metodología tiene relación con una epistemología (una forma de conocer), de modo que tiene que existir plena coherencia entre ambas para que el estudio tenga sentido.
- La técnica o técnicas de análisis: ¿se harán entrevistas en profundidad?, ¿encuestas?, ¿etnografías?… Otro error común es sencillamente enunciar el uso de tales o cuales técnicas sin razonar esta elección. Uno no saca la licuadora o la cuchara de palo sin saber para qué sirven y qué haré con ellas… Por eso resulta importante ser esquemáticos en la presentación del apartado metodológico conectando todos los puntos en lugar de enunciarlos como aspectos independientes.
- Las herramientas de trabajo: una técnica requiere de un instrumento (para batir, una batidora; para cortar, un cuchillo…). Si haré un análisis de contenido, debo diseñar una ficha de análisis de contenido. Desde luego, esa ficha debo pensarla mirando otros referentes y mi propio marco teórico, desde el cual obtengo las variables y conceptos necesarios. Una sugerencia importante es incluir en los anexos estos instrumentos (las guías de grupo focal, o el cuestionario, o el libro de código, por ejemplo). Además, debemos señalar la forma como se validaron esas herramientas: ¿fue revisada por expertos o los códigos elaborados entre pares?, ¿se hizo un pre-test?, si es una herramienta estadística, ¿los índices resultantes aseguran su fiabilidad? En este punto es conveniente advertir qué cambios o adaptaciones hubo después.
- La muestra de la investigación. ¿Con qué sujetos trabajaremos? ¿A quiénes aplicaremos los instrumentos que hemos creado? Para hablar de la muestra debemos empezar por presentar el universo de referencia y la población de donde va a salir la muestra. Nos interesa trabajar con mujeres con trabajos independientes de entre 20 y 25 años, por ejemplo. Debemos indicar qué tipo de muestreo usaremos para elegir a las representantes de ese universo.
- Procedimiento de análisis. Una vez tengamos los puntos anteriores, podemos explicar cómo procederemos al análisis de los resultados que se reportarán en el siguiente hito. Si se hizo una encuesta, ¿qué tipo de procedimientos estadísticos se aplicarán para obtener los resultados? Si fue una observación, ¿cómo presentaremos estos hallazgos? Hoy es moneda corriente ayudarnos de software específico que nos ayude en esta tarea (Stata, R, SPSS en el caso de los trabajos cuanti; Atlas.ti, Nvivo para los cuali…). El problema es la mayoría no son gratuitos (aunque casi todos tienen free trials que podríamos explorar) o no hemos sido formados para usarlos (pero no es nada que un buen tutorial no nos ayuda a resolver).
Por ahora, lo dejaremos ahí. Me despido con algunas guías y pautas ideas para elaborar instrumentos que recomiendo revisar, las primeras elaboradas por la Comisión de Investigación de la Ulima.
Guías para elaborar instrumentos de investigación
Otras referencias recomendadas
- Güereca, R. (2016). Guía para la investigación cualitativa. Etnografía, estudio de caso e historia de vida. Universidad Autónoma Metropolitana.
- Ideo (s/f.). Guías interactivas de diversos métodos de investigación:
- Ideo.org Methods – Design Kit.
- SDT. Service Design Tools.
- SINEACE. (2020). Guía para la elaboración y aplicación de encuestas.
- SINEACE. (2020). Guía para la elaboración y aplicación de grupo focal
Referencias
- APA (s/f). Marco Teórico: ¿Qué es y cómo elaborarlo? https://normasapa.net/marco-teorico/
- Codina, L. (2018). Revisiones sistematizadas para trabajos académicos · 1: Conceptos, fases y bibliografía- https://www.lluiscodina.com/revisiones-sistematizadas-fundamentos/
- Del Río, O. (2011). El proceso de investigación: etapas y planificación de la investigación. En Vilches, L. (Ed.) La investigación en comunicación. Métodos y técnicas en la era digital. (pp. 67-93). Gedisa.
- Gómez-Gonzalvo, F., Devís-Devís, J., & Molina-Alventosa, P. (2020). El tiempo de uso de los videojuegos en el rendimiento académico de los adolescentes. Comunicar, 65, 89-99. https://doi.org/10.3916/C65-2020-08
- Guevara, R. (2016). El estado del arte en la investigación: ¿análisis de los conocimientos acumulados o indagación por nuevos sentidos? Revista Folios, (44),165-179. http://ref.scielo.org/nfbn49
- Hernández, R.; Fernández, C.; & Baptista, P. (2014). Metodología de la investigación (6º edición). McGraw Hill.
- Kogan, L. (2005). Aprender a investigar: manual de introducción a la metodología de la ciencia. Universidad de Lima.
- Londoño, O.; Maldonado, L.; & Calderón, L. (2016). Guía para Construir Estados del Arte. Bogotá: Iconk. https://gc.scalahed.com/recursos/files/r161r/w25566w/Guia%20estados%20del%20arte.pdf
- Lövei, G. (2021). Writing and Publishing Scientific Papers. A Primer for the Non-English Speaker. Open Books.
- Mejía Navarrete, J. (2000). El muestreo en la investigación cualitativa. Investigaciones Sociales, 4(5), 165 – 180. https://doi.org/10.15381/is.v4i5.6851
- Núñez, G., Marquina Vega, O., Leon, L., & Sánchez Flores, M. (2017). Guía de investigación en Ciencias y Artes de la Comunicación. PUCP. http://repositorio.pucp.edu.pe/index/handle/123456789/133223
- Puebla, B. (2022). El revisor metodológico. Escuela de Revisores. https://doi.org/10.3916/escuela-de-revisores-041
- Ramírez Gómez, (s/f). Estado del Arte. Universidad de Los Andes. https://leo.uniandes.edu.co/images/Guias/Estadodelarte.pdf
- Scolari, C. A. (2008). Hipermediaciones. Elementos para una Teoría de la Comunicación Digital Interactiva. Gedisa.
- Waisbord, S. (2019). Communication: A Post-Discipline. Polity.